Valencia, 11 de Mayo de 1980. El despertar de una religión, el Sorismo.
Con motivo de la festividad de la Virgen de los Desamparados se celebró en Valencia la Novillada de la prensa, organizada por los periodistas Pedro Toledano y José Luis Benlloch. En busca de mayores alicientes, se decide que la terna sea valenciana, Andrés Blanco, Luciano Nuñez y El Soro, y que se haga a la usanza más autóctona, con todas las cuadrillas vistiendo las galas huertanas del traje regional.
El Soro, con apenas una docena de novilladas picadas y cada vez con más fieles seguidores de la comarca de la huerta valenciana empezó a llenar el vacío que había en la Valencia Taurina, que navegaba aburrida en busca de un torero que devolviera la gente al coso de la calle de Xàtiva. Ese día, Valencia lo encontró.
Así lo titulaba José Luis Benlloch en el número 147 del Semanario Aplausos: EL SORO ARROLLÓ. CUATRO OREJAS Y POR LA PUERTA GRANDE.
Decía Pepe Luis:
Vicente Ruiz “El Soro” camina hacia delante con paso firme, decidido, valiente y con su pizquita de buen hacer. Cada vez es menos el torero valiente y tosco, cada día se le nota menos su escasa técnica como novillero principiante. Es actualmente el novillero por antonomasia, el que sale a demostrar que quiere ser torero, y eso que cada vez es menos fácil de encontrar en una plaza es lo que le permite conectar con los tendidos, que el personal berree, que los pañuelos asomen incluso antes de matar, que las salidas a hombros sean calurosas.
Aparte de las cuatro orejas, importantes, lo que me gustó es que no se para, que aprende y que tiene base para torear incluso con buen gusto.
@boufora